Tanto mi compañera Carmen R.Jurado (www.carmenjuradopsicologa.es) como yo, hemos coincidido desde el principio en que cuando hablamos de Psicología Perinatal es inevitable hablar de prevención primaria y salud mental adulta.

Nadie niega que la maternidad/paternidad ha ido transformándose a lo largo de la historia debido principalmente a los cambios socioculturales, a los avances científicos y al establecimiento de un modelo biopsicosocial que deja atrás al desfasado modelo biomédico centrado únicamente en los aspectos físicos y médicos del embarazo y la maternidad, y que poco atendía a los aspectos psicoemocionales del bebé y su familia. Todos estos  importantes cambios, nos han llevado a centrar nuestro trabajo en este momento tan decisivo del ciclo vital como es la maternidad/paternidad.

A nivel sociocultural, destaca la desaparición de la visión “mujer = madre” dando lugar a un papel más activo de la figura paterna. Este y otros cambios tan importantes nos lleva a centrar nuestro trabajo en este momento tan decisivo del ciclo vital como es la maternidad/paternidad.

La ciencia ha demostrado cómo nuestra integridad psíquica adulta está condicionada por las relaciones que mantenemos con nuestros progenitores en los primeros años de vida. Nuestra propia experiencia nos evidencia una y otra vez que la forma en la que nos relacionamos con las figuras de apego durante los primeros años de vida, es determinante de lo que será el ser, hacer y estar de cada persona, no en vano.

En contra de lo que se pensaba a lo largo de la historia, ahora sabemos que los bebés SI recuerdan lo que sucede en la etapa perinatal, y que además esa memoria inconsciente, tiene una influencia profunda sobre su desarrollo psíquico a largo plazo. El momento de su nacimiento y sus primeros meses de vida quedan grabados profundamente  en una memoria que no es verbal sino corporal; todos recordamos en la piel y en el cuerpo nuestras primeras experiencias de vida. Lo vivido en ese período que va desde la concepción hasta la adquisición del lenguaje, en cierto modo condiciona quienes somos el día de mañana, ya que es justamente ahí donde se construyen los pilares del vínculo que se establecerá tanto con los padres como con el resto de familiares y que servirán de patrones para nuestras relaciones futuras en la edad adulta.

Si partimos de esta base, somos los adultos, padres y madres los responsables de decidir qué vamos a querer para nuestros futuros o presentes hijos. A menudo empleamos tiempo y esfuerzo en decorar dormitorios, en elegir ropa, en preocuparnos por tener la primera y mejor imagen de cómo serán nuestros hijos en sofisticadas pruebas de ecografías…, sin embargo, ¿Qué hacemos por conocer cuáles son las mejores y más sanas formas de vincularnos con ellos?, ¿Qué sabemos de lo que mejor le conviene emocionalmente a nuestro bebé?, ¿Cuál es la realidad que hay detrás de esas imágenes idílicas de bebés que no lloran y mamás perfectas que disfrutan serenamente de la nueva maternidad?, ¿Es realmente el parto y el embarazo el estado ideal de una mujer donde todo es felicidad?…